Amor y Brillantes
TFZ My Love IV English Review
Valoración
Pros
- Nuevo e interesante perfil sonoro, más equilibrado.
- Medios vibrantes y presentes.
- Muy buen nivel de escena
- Ergonomía.
Contras
- Algunos detalles del diseño pueden no ser del agrado de todo el mundo.
- La bolsa de transporte es de tela, en lugar de rígida.
Enlace de Compra
https://penonaudio.com/tfz-my-love-4.html
Enlace a la Tienda
Introducción
Hasta la fecha y basándome en todos sus modelos que he probado, TFZ no es muy aficionada a realizar grandes cambios de perfil entre ellos. Y eso es algo que he criticado en recientes revisiones. Pero mira por dónde, es como si TFZ me hubiese leído y hubiese respondido de manera inmediata. En realidad, no es así, porque ya llevaba tiempo esperando este modelo y mi comentario fue reciente. Sea como fuere, yo comentaba que TFZ suele moverse en perfiles similares, oscilando entre U-V. Y ese mismo perfil tienen los My Love III. Pero en los My Love IV algo ha pasado que ha cambiado. Primero, lo que salta a la vista, tanto la forma de la cápsula, como el cable, además del precio (casi cuesta la mitad), son muy diferentes. Incluso el embalaje es distinto. Y tantos cambios también llegan al sonido. ¿Y de qué forma, preguntaréis? Pues suavizando drásticamente la zona baja, aquello por lo que TFZ es claramente reconocido entre todos los aficionados. ¿Es posible que TFZ haya renunciado a una de sus características más destacadas? Pues parece que así es. A continuación, conoceremos más ampliamente esta sorpresa de TFZ.
Especificaciones
- Tipo de Drivers: Driver dinámico K60 dual magnético con dos divisores de frecuencia. Diafragma nanométrico.
- Respuesta de Frecuencia: 5Hz – 40kHz
- Impedancia: 40 Ω
- Conector Jack: 3.5mm
- Tipo de Conexión de la Cápsula: 2Pin 0.78mm
- Longitud del cable: 1.2m
Presentación y Contenido
Sorprende que hasta el embalaje ha cambiado. Y me gusta que así sea. TFZ había caído en un facilismo en el cual cada caja era la misma que la anterior. No es que sea una revolución, pero es diferente. La caja es más cuadrada, sigue siendo blanca, con grandes letras negras en relieve y escritas en horizontal. De esta forma puede leerse el modelo, mientras que el nombre de la marca es mucho más pequeño. Nada más en la cara principal. La cara trasera poco aclara, ni rastro de especificaciones, tan solo la dirección de la marca, sello de garantía y poco más. Las dimensiones son 146x101x33mm. En realidad, la caja es una funda y con la ayuda de una cinta de tela, puede deslizarse una bandeja de cartón negra, como si de un cajón se tratara. De esta forma, puede verse una gran bolsa de tela de color crudo, con el nombre de la marca escrita en letras negras, en la parte inferior izquierda. En su interior está todo el contenido. Es el siguiente:
- Las dos cápsulas TFZ My Love IV.
- Un cable de 4 hebras de cobre chapadas en plata.
- 3 pares de tips de silicona blanca transparente, de canal ancho, tamaños SxMxL.
- 4 pares de tips de silicona blanca, esta vez menos transparente, con canal medio, tamaños SxSxMxL.
- 2 Tarjetas, una lleva el número de serie
- 1 guía de usuario.
- 1 bolsa de tela.
La bolsa de tela es algo grande y prefiero las cajas más rígidas. Los dos juegos de tips se agradecen mucho, aunque algunas de foam hubiesen completado el juego.
En general, TFZ ha mejorado ligeramente el apartado de embalaje, pero sin llegar a sorprender.
Construcción y Diseño
Respecto a la versión III, la cápsula es diferente. Aquellos tenían una fuerte forma semi custom. Los IV son mucho más suaves y redondeados, no poseen ninguna protuberancia. La cara externa tiene la forma de continente africano, pero más redondeado. Tan solo el vértice inferior está más afinado. La cara externa parece metálica, al ser opaca y brillante, pero creo que no lo es. Escrita en ella, puede leerse “LOVE”, estando la “O” compuesta por cuatro brillantes, un diseño susceptible a comentarios que podría tener tanto detractores, como defensores. Incluso el color rosa acompaña en ese sentido. Cabe recalcar que puede elegirse en color plata, pero de los brillantes no se salva nadie. La cara interna es traslúcida y puede verse, en su interior, el gran driver dinámico. La conexión es de 2Pin 0.78mm y está montada sobre una pequeña placa de plástico transparente y superficial. Las boquillas están proyectadas, tienen una longitud de 6.5mm, son metálicas y poseen una relativamente gruesa rejilla del mismo material. Su diámetro, en la zona más externa, es de 6mm. En el medio de la cara interna hay un orificio, que coincide con el centro del driver. Junto a él está la letra en un topo blanco, que indica el canal.
El cable está formado por 4 hebras enrolladas. El conductor es de cobre chapado en plata. El cable tiene guías sobre oreja y la conexión de 2Pin 0.78mm está protegida con una funda acodada. No tiene pasador y la pieza divisora es un cilindro plateado y grueso con un número escrito en negro. La clavija tiene el mismo diámetro y es algo más larga. Posee una cara plana y en ella está escrita “LOVE”, en donde la “O” vuelve a tener 4 brillantes en su interior. La clavija es dorada, de 3.5mm y no hay posibilidad de escoger cable balanceado. Por último, el cable viene con la clásica cinta de velcro con la dirección web de la marca.
En definitiva, una cápsula mucho más suave, con unas boquillas que pueden permitir una inserción más profunda, aunque el diámetro juega en contra, en este sentido. Muchos brillantes y un diseño “atrevido” que puede no ser de un gusto más universal, aunque esto debería ser completamente irrelevante.
Ajuste y Ergonomía
La suavidad de las curvas de las cápsulas y la proyección de las boquillas, parecen sugerir una inserción más profunda. Pero los 6mm de su diámetro puede resultar excesivo. En mi caso, no paso de la inserción media o superficial, teniendo que recurrir a tips muy grandes para mantener el sellado y la posición. Pienso que si la boquilla hubiese sido más estrecha, podría lograrse una inserción más profunda, ya que el diseño de la cápsula lo permite. Sin embargo, si solo se consigue un ajuste superficial, las cápsulas quedan como flotando, sin casi tocar las partes de la oreja. Además, la proyección de las boquillas y su tope, hacen que las tips no se hundan mucho en ellas, consiguiendo un mayor alejamiento de la rejilla de la boquilla, respecto al exterior de las tips. De esta forma, el tip-rolling puede llegar a ser bastante entretenido, más que nada por el ajuste.
De los dos juegos de tips que acompañan al producto, uno tiene la forma más clásica, con hueco de 4mm y más altas. El otro posee un hueco de 6mm y son más chatas. Personalmente, prefiero éstas últimas. El sonido que consigo con ellas es más próximo, completo y rico, pudiéndose apreciar mejor los detalles, los matices y, en especial, la textura de los graves.
Sonido
Perfil
El perfil de los TFZ My Love IV me ha dejado completamente descolocado. Tanto, que me cuesta ubicarlos. Las voces gozan de una notable presencia y también los primeros agudos. Pero, sin embargo, TFZ nunca podría olvidarse de la zona baja. Aunque, en este caso, se trata de una zona baja bastante contenida y relativamente lineal, que no destaca, en énfasis, por encima del resto de bandas, algo que es inusual dentro del resto de auriculares TFZ de mi colección. De esta forma, podría decir que los My Love IV poseen un perfil equilibrado, con una ligera tendencia brillante.
Graves
Cuando la zona baja de unos TFZ no es el rango predominante, se me hace raro. Tanto, que pienso que están rotos. Pero no, no es así, una zona baja averiada no sonaría tan bien como lo hacen estos My Love IV. Y cuando lo más destacable no es su énfasis, ni siquiera su profundidad, lo que predomina es su textura. Sin ser un grave pesado, ni tampoco ligero, nos queda una zona baja equilibrada, con un buen promedio entre presencia, rugosidad, capacidad descriptiva y respeto hacia el resto de bandas. Si bien, es cierto que adolece de énfasis en el extremo subgrave, lo que limita la clásica sensación más corpórea, profunda, abisal y perceptiva. En esta ocasión, las LFO no penetran en nuestros oídos como nos tiene acostumbrado TFZ. Es el medio grave el punto más alto de un rango inferior, repito, bastante lineal de aquí en adelante. En cuanto a velocidad, los My Love IV sí sobresalen, siendo bastante eficaces en este sentido, ofreciendo un desvanecimiento súbito y con muy poco poso. Su golpeo es seco, pero ágil. Su timbre es natural y sin coloreo. En este sentido, TFZ lo hace muy bien, recordando a la sonoridad clásica de sus otros modelos, pero con una menor potencia, incluso guarda un cierto nivel de oscuridad que lo hace apreciable. En general, el resultado es bastante bueno, incluso para la zona media, ya que no se observa intromisión, ni sangrado, aunque sí existe un claro rastro de calidez, sin que sea predominante.
Por otro lado, no se trata de un grave muy desarrollado y aunque posee un buen nivel de definición y resolución, la recreación de planos es algo más limitada. Sin embargo, como he dicho, la textura sí es apreciable, con una buena dosis de rugosidad, algo que realza la belleza de la zona baja.
Medios
Cuesta creer que el protagonismo en unos TFZ sean las voces, pero así es. Por encima de los graves, que existen sin molestar, siendo bastante apreciables, pero quedando por detrás de los sonidos humanos. Sin embargo, aunque así sea, que nadie piense que dichas voces son netamente predominantes, sino que se sienten presentes, pero sin apabullar. El resultado es un balance neto entre graves-medios-agudos, en donde el énfasis se sitúa en las voces y en los primeros agudos. Aunque, lo mejor, es el respeto mutuo. Existe una clara separación entre todas las bandas, en donde la intromisión es muy baja, con lo que los sonidos fluyen bastante libres, pero muy bien compenetrados y conjuntados, ofreciendo un apoyo recíproco para enriquecer la musicalidad y la escena. Pese al perfil descrito, los My Love IV no son analíticos, sino que prevalece la suavidad, más en la zona media. Esto es algo que se siente instantáneamente en todas las voces, porque son lisas, anchas y con un cuerpo generoso, que se extiende a izquierda y derecha de la gama frecuencial. No gozan de mucha textura, son más cálidas que brillantes y poseen una tendencia hacia la dulzura más que a la sutilidad. Su predominio no resulta íntimo, su proyección es más etérea, ganando en altura y conservando esa anchura. Las voces pueden llegar a recrearse de forma cenital, pero su dulzura impide un nivel descriptivo mayor, no pienso que sean apropiados para desgranar matices y detalles en las superficies vocales, aunque no son ni sosos, ni parcos, ni estériles. Insisto, son más dulces que delicados, más lisos que analíticos.
Dejando de lado las voces y otras descripciones, paso a comentar el resto de elementos de la zona media. Los instrumentos, pese a su buen protagonismo, se sitúan ligeramente por detrás de las voces, sobre todo aquellos cuya fundamental nace en la primera mitad de los medios. Por otro lado, sí que se igualan en color, textura, capacidad descriptiva, timbre y claridad. Lo mejor de todo es que nada suena delgado, sino que el sonido es bastante pleno, pese a que sigue predominando la suavidad en la ejecución y representación de los sonidos. La luz sigue sin ser completa, no se trata de unos IEMS plenamente limpios o enormemente separados. Poseen un gran nivel de cohesión y musicalidad, algo también clásico en los TFZ, ese sonido más fluido y continuo, que impide ver con facilidad un fondo oscuro y nítido. La segunda mitad de la zona media, aunque tiene más influencia, no añade el fulgor al que estoy acostumbrado con este tipo de afinaciones. Esto es relativamente bueno, por un lado porque permite que el perfil final sea más agradable y permita escuchas más prolongadas, además de ser más permisivo con las sibilancias. Por el otro, esta ligera falta de expresividad en esta zona superior de los medios, limita un sonido más abierto, limpio y luminoso, que no termina de eliminar ese poso de calidez que arrastra desde la zona inferior. Al final, esta ambivalencia sitúa a los My Love IV como unos grandes todo terrenos, muy especiales para muchos géneros musicales, aunque yo diría que son ideales para rock, pop, por supuesto géneros vocales, sin olvidar el metal ni tampoco otros géneros instrumentales. Con géneros electrónicos se defienden bien, por su grave de notable calidad, pero puede echarse de menos algo más de presencia, potencia y pegada en los bajos.
Posiblemente, los My Love IV tengan una de las zonas medias mejores y más completas que he escuchado en los auriculares TFZ que poseo.
Agudos
Los agudos comienzan con fogonazo controlado, se sienten como la parte más enfatizada de todo los rangos. Aun así, no se trata de un sonido deliberadamente agudo, es como si esta zona no afectara demasiado al resto de bandas. Es cierto que podría implicar una sibilancia más acentuada, sin embargo su sonido es muy natural y controlado. El molesto siseo se convierte en algo más sutil y realista, sin llegar a molestar. Es algo sorprendente reproducir mis pistas más susceptibles a este efecto y escuchar una resolución inesperadamente satisfactoria, dentro del nivel de agudos que poseen los My Love IV. Prueba totalmente superada.
En la segunda de mis pruebas de agudos, éstos se muestran claramente pero sin sobrepasar el límite molesto. Puede notarse cómo su crujir es evidente, pero con una mesura en énfasis y en extensión. Pienso que la rápida caída posterior logra controlarlos en este primer destello, para que no sobrepasen el umbral de presencia para oídos medios. Quizás a las personas más sensibles sí podrían resultar algo más desapacibles.
Claramente, los agudos se notan que proceden de un driver dinámico, por su grosor y su color. No se trata de unos agudos analíticos, ni finos, sino que poseen una delgadez definida pero perceptible, no tan afilada, algo que los ayuda en su contención y en la naturalidad de los mismos. De esta forma, su definición no se muestra completamente neta, ni tampoco el nivel de resolución es muy elevado. Es TFZ también en este rango y la fluidez del sonido persiste, aunque en menor medida, claro está, pese a poseer una presentación excitada. Quiero decir que esta sensación más líquida del sonido, le resta que el crujir sea más punzante y lacerante, sustituyéndolo por un tono proyectado, pero realista, dinámico, natural y más agradable.
Otro punto a favor es su extensión, algo que enfatiza el notable nivel de la zona. Pensándolo bien, los agudos de estos My Love IV me recuerdan a los agudos de los TFZ Live X, tanto en su afinación, como en el resultado final. Queda claro que no llegan a su nivel de definición, pero su afinación resulta parecida. Realmente, TFZ ha tenido un buen modelo al que imitar, consiguiendo la intención y algo más.
Escena, Separación
Pese a que la separación no es muy elevada, la escena se muestra más ancha de lo habitual, ganando también, en altura y sensación tridimensionalidad. La escena, realmente, no es enorme, pero sí se siente bastante bien aireada, con muy buena sensación etérea, vaporosa, representación semiesférica y buena extensión. No se produce efecto fuera de la cabeza, sino que impera el realismo, pero no se siente congestión, ni rastro de intimidad. Para ser TFZ, diría que está muy bien, con un posicionamiento perceptible, no muy definido, pero bien enfocado, pese a la fluidez del sonido, algo que limita una ubicación más exacta y precisa.
Como digo, la separación entre sonidos contiguos no es muy buena, pero sí lo es la separación entre bandas. Los rangos no se superponen y pienso que es el punto que permite que el sonido se expanda en las tres dimensiones.
Comparaciones
Hidizs MS2
Casi con el mismo precio, están los Hidizs MS2, unos híbridos con un DD de 10.2mm y un BA 33518 de Knowles. Ambos tienen formas parecidas, siendo el MS2 ligeramente más grande, menos estilizado en su forma externa y menos redondeado en su cara interior. La construcción es muy similar, sin brillantes, claro, pero con un peso menor. Poseen la misma conexión de 2Pin y el cable es más grueso y agradable en los TFZ, pese a que los conectores son más bellos en los MS2. El embalaje es muy similar en cuanto a accesorios, tan solo que los Hidizs vienen con una caja rígida, en lugar de la simple bolsa de tela de los TFZ.
En cuanto a sonido el perfil posee similitudes. Los Hidizs son muy fáciles de mover, mientras que los TFZ necesitan más potencia para ofrecer su mejor sonido. Los MS2 son más dinámicos y excitados, sobre todo en la zona baja y en los agudos, algo que no parece demostrarse en la FR. La relación de la zona baja respecto a los medios los hace más perceptibles en rango inferior. Además, poseen una sutil mayor energía, un golpeo más rápido y contundente, con mucha sequedad, se nota mucho su rapidez, su precisión e impacto. Realmente, los MS2 poseen un grave de mucha calidad. Mientras, los TFZ poseen una zona baja más relajada, con un impacto ligeramente menor y un poco menos poder. Se percibe más suave y menos enérgico, algo más largo y con un desvanecimiento más lento. Aunque el timbre y la naturalidad son similares en ambos, llegando a sonar bastante parecido, salvo por las diferencias técnicas comentadas. Otra cosa a tener en cuenta es la anchura de los graves, en los MS2 se sienten más definidos y estrechos. Los TFZ poseen un grave más grueso y extendido hacia los medios. En los Hidizs éstos se quedan más recortados, enfocándose en el medio grave.
El perfil más analítico y definido de los MS2 se refleja especialmente en la zona media y en los agudos. Su sonido es más limpio, con un fondo más oscuro y mejor separado. Los TFZ son más suaves, cálidos y fluidos. Queda claro que son dos representaciones diferentes y cada una tendrá sus seguidores y detractores. El perfil más sutil, definido, de mayor resolución y análisis, queda representado por los MS2. Mientras que el perfil más cálido, suave, homogéneo, dulce y fluido, está representado por los TFZ My Love IV. A nivel de dinámica, la mayor sensación de fondo oscuro y contraste entre el silencio y las notas, otorga un paso adelante a los Hidizs. En cuestión de timbre, se nota la calidez de los TFZ y el punto más brillante de los MS2. Las voces son más anchas en los My Love IV y poseen mayor cuerpo, sonando más ligeras en los Hidizs, más delicadas también. Las voces masculinas poseen más presencia en los TFZ, quizás debido a ese cuerpo más extendido hacia los graves. En cierta manera, la proyección, representación y ejecución de las voces tiene sus diferencias. En los Hidizs suenan más aisladas y diferenciadas, lo que las acerca al oyente. En los TFZ, su representación es más etérea y vaporosa, incluso ganando en altura. La instrumentación sigue los patrones que caracterizan a ambos IEMS. En los Hidizs pueden observarse mejor los detalles sutiles de la instrumentación, en un ambiente más definido, capaz de extraer más matices e individualizarlos de mejor manera. Los TFZ poseen una representación más musical, menos enfatizada en los detalles, algo que suaviza su perfil hacia una sonoridad más sosegada y menos exhaustiva. Además, ambos IEMS poseen un reparto diferente entre los medios y agudos. Mientras la zona alta de los Hidizs es más fina y delgada, con un poder de definición mayor, resulta muy útil en ese sentido analítico. Por otro lado, los agudos en los TFZ son más anchos, se notan más por sí solos, más que como complemento de otras notas, ayudando menos en los detalles del resto de las notas. Puede parecer que los agudos más afilados de los Hidizs sean más penetrantes, pero en cantidad, los agudos de los TFZ son mayores. Como es natural, la sonoridad final es diferente, algo más delicada y punzante en los Hidizs, ocupando más espacio y con más energía en los TFZ.
La escena se representa diferente en ambos IEMS. En los TFZ parece ocupar más espacio, se siente como más grande y voluminosa. La representación más definida de los MS2 le otorga una separación mayor, pero se observa mayor oquedad, siendo más concreta. La fluidez de los My Love IV parece expandir la escena, pero la cantidad de aire de los Hidizs, también expande los sonidos hacia las tres dimensiones. Se trata de una representación diferente, ambas poseen una buena sensación de altura y tridimensionalidad, pero la representación es diferente. Los MS2 poseen una procedencia más exacta y precisa, con un dibujo más definido. Los TFZ con su sonido más líquido, incluso gaseoso, difumina su fondo con una tendencia a ocupar un mayor espacio.
Conclusión
TFZ me ha sorprendido totalmente con el perfil de este nuevo modelo. Para esta ocasión, se han suavizado notablemente la zona baja de los nuevos My Love IV, permitiendo que el resto de bandas destaque. Casi se trata de unos Live X, con ese claro recorte de graves e, incluso, ganando sutilmente en agudos y extensión. Pero lo que gana completamente es la zona media, en concreto las voces. Nunca había escuchado una voces tan plenas y presentes en anteriores modelos de TFZ. Y, pese al claro suavizado de la zona baja, los graves TFZ son siempre de calidad. Como resultado, los TFZ My Love IV son todo una celebración y una clara recomendación para todos los que piensan que TFZ no puede realizar IEMS equilibrados, con sus apreciados drivers dinámicos.
Fuentes Usadas Durante el Análisis
- E1DA #9038D.
- Hidizs S9 Pro.
- Earmen Sparrow.
- S.M.S.L Sanskrit 10th MKII + iFi ZEN CAN.
- Burson Audio Playmate.
- ACMEE MF-01.
- Tempotec V1-A + Hidizs DH80S.
- Tempotec Sonata E35.