Incógnita Despejada
TFZ Live X English Review
Valoración
Pros
- Graves poderosos, físicos, contundentes, de gran impacto y naturalidad.
- Medios limpios, claros y realistas.
- Agudos excelentes, ejecutados con precisión y sin estridencias.
- Timbre muy acertado.
- Escena y separación mejorada.
Contras
- No posee caja de almacenamiento.
- Los medios se sienten algo alejados respecto al resto de frecuencias.
- La textura en general no es muy descriptiva.
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Introducción
TFZ multiplica su apuesta por 10 y saca el modelo X de su serie Live. Después de los modelos 1 y 3, como es lógico, se llega a la decena. Y para llegar a la excelencia nada menos que oro: el usado en su diafragma por primera vez. La marca de Shenzen acompaña a su driver de 4 generación con un diafragma pulverizado con una capa nano-dorada uniforme y densa, para lograr una extraordinaria experiencia auditiva. Eso es lo que reza en la descripción de este nuevo modelo y no solo eso. El diseño acústico de doble circuito magnético, capaz de proporcionar un flujo superior a 1 Tesla, ha sido mejorado para optimizar la distorsión, ensalzar los detalles, ampliar la dinámica, ayudando a todas las frecuencias a elevar su nivel de claridad. La cavidad acústica fabricada con un molde de alta precisión, asociada con un conciso proceso de fabricación, garantiza la eliminación de las resonancias, para producir un timbre estable y realista.
Como puede verse, los fabricantes no escatiman en tecnologías diversas y variadas, con la mejor intención de ofrecer el mejor sonido al mínimo precio. Son estos últimos términos los que más entendemos los aficionados. Como suele ser habitual, a continuación voy a intentar descifrar qué se esconde detrás de las buenas intenciones de TFZ, para con este nuevo modelo, cuyo precio de salida roza los 200$
Especificaciones
- Tipo de Driver: Dinámico 11.4mm de doble circuito magnético, Tesla de 4 generación, doble cavidad, con diafragma de oro pulverizado.
- Respuesta de Frecuencia: 5Hz-40kHz
- Sensibilidad: 105dB/mw
- Impedancia: 25 Ω
- Longitud del cable: 1.2m
- Potencia mínima: 8mW
- Conector Jack: 3.5mm Single Ended.
- Tipo de Conexión de la Cápsula: 2 pin 0.78mm
Presentación y Contenido
Es curioso, pero el embalaje de los nuevos TFZ Live X me recuerdan a una lujosa caja de bombones… Sus grandes dimensiones cuadradas (237x237x36mm), lo estrecho de su grosor, la satinada textura negra y las grandes letras doradas y sus marcos de igual color, me llevan a esa sensación. Cabe decir que la caja es muy elegante, con todos los bordes de un dorado oscuro sobre un fondo negro, de textura milimétrica. Aparte de esto, muy pocos elementos: El nombre del modelo en grandes letras doradas, con un ligero relieve. En la base y en la cara superior, la frase “IN EAR MONITOR”, siguiendo la misma tónica dorada y su relieve. En los laterales, el logo de TFZ, usando la misma técnica de grabado. En la cara posterior las letras siguen siendo doradas y mayúsculas, pero ya no poseen relieve. En la esquina superior izquierda puede leer el nombre de la marca, la dirección de su sede (en inglés y chino) y la dirección web. En la esquina inferior izquierda, una pegatina que describe el color elegido, de entre 6 modelos diferentes: blanco, negro, verde, rosa pálido, marrón claro y gris claro. Más o menos, es lo que mis ojos de hombre me permiten distinguir. En la otra esquina inferior hay un adhesivo con un código QR y el sello de autenticidad. Por último, debajo está el código EAN13.
Tras retirar la tapa pueden verse pocos elementos: las cápsulas blancas con su cable conectado, encajados en un oscuro y denso molde de espuma negra y brillante. Una pieza con el logo de la marca, una caja más pequeña, similar al exterior y una tapa de espuma con una cinta de tela, bajo la cual se encuentra el resto del cable. En la otra caja están el resto de accesorios. En resumen:
- Las dos cápsulas Live X.
- El cable 2 Pin 0.78mm.
- 1 blíster con 3 pares de tips de silicona blanca traslúcida, de canal estrecho, tamaños SxMxL.
- 1 blíster con 3 pares de tips de silicona blanca traslúcida, de canal ancho, tamaños SxMxL.
- 1 par de tips de silicona blanca traslúcida, de canal ancho, tamaño M, ya puestas en los IEMS.
- Una pinza.
- Una guía de usuario.
La caja es realmente grande y bonita, pero su tamaño auguraba un mayor número de accesorios. Sin embargo, pese a que los juegos de tips de silicona son adecuados, echo de menos tips de foam y, sobre todo, un estuche para almacenar los IEMS ¿Qué fue de la gran caja de los Tequila? También, por el precio, se podría haber incluido alguna solución balanceada, tan de moda en estos últimos tiempos. Por otro lado, la calidad del cable sí parece acorde al precio, sin llegar a ser excelente, no parece necesario cambiarlo por otro, a no ser que no te guste el dorado tan llamativo de su conector y su gran pieza divisora.
Embalaje notable, accesorios tan solo correctos.
Construcción y Diseño
Los TFZ Live X parecen una oda al oro, boquillas doradas, aros exteriores dorados, hebras de los cables doradas, conectores dorados… hasta la pieza divisora es de este mismo color. Y qué decir de su diafragma, que incluso ha sido pulverizado con una capa nano-dorada uniforme. A quienes les guste el preciado metal estarán de enhorabuena. Al resto, como a mí, les parecerá algo excesivo. Por suerte, las cápsulas son de un color blanco luminoso. Construidas en lisa y dura resina, de cuerpo grueso pero redondeado, dichas cápsulas tienen esa silueta externa de continente africano, con recovecos y sutiles valles que enfatizan su belleza, ergonomía y comodidad. De peso bastante ligero, poseen un dorado aro incrustado en su cara externa. Grabado en él, el nombre de la marca. Tres pequeños orificios se sitúan en una de las esquina, muy cerca del conector de dos pines. TFZ monta su clásico método de conexión, que consiste en una placa cuadrada de plástico transparente, de esquinas redondeadas, superpuesto sobre el borde superior de las cápsulas. Dos orificios con fundas doradas equidistan en su interior. Puede diferenciarse que la cápsula está formada por dos caras unidas, aunque la separación está sellada de manera excelente, sin que apenas pueda distinguirse espacio o separación alguna. Todo el cuerpo de la cápsula es liso y muy redondeado, sin protuberancias. En la cara interna puede leerse el nombre del modelo, así como el canal, escrito con tinta plateada. Cerca hay otro orificio, situado entre la marca del canal y la ladera de las boquillas. Como antes dije, éstas son una pieza distinta, metálica y dorada. Su longitud total ronda los 6mm y su forma es ligeramente cónica, pero con un anillo central de diámetro claramente inferior. La base mide casi 3mm, con un diámetro superior a los 7mm, el anillo central mide 1.5mm con un diámetro de 4.75mm. Por último, la corona externa comparte longitud con la parte central, pero su diámetro es decreciente, a partir de los 6.1mm de su base. En la punta, una espesa rejilla metálica y no dorada, protege el interior de los IEMS.
No puede negarse que las cápsulas son voluminosas, algo que es obvio cuando se ven puestas. Pero ello no implica un peso elevado.
El cable está formado por cuatro hebras enrolladas entre sí, recubiertas de plástico transparente. Un par de hebras son plateadas y las otras dos poseen un sutil dorado que vira al cobre. La clavija es de 3.5mm Single Ended, recubierta por una gran y clásica funda dorada y cilíndrica, con dos gruesos anillos de textura muy marcada. La pieza divisora es un cilindro liso metálico y dorado. El cable carece de pasador de ajuste, aunque si posee una cinta de velcro para recogerlo, una funda para el conector y el clásico aro de papel blanco con el logo de la marca, rodeando al cable, en su parte más cercana al conector jack. Cerca de la conexión de dos pines, semi escondidos en su piscina, están las guías sobre oreja. Por suerte no poseen una rigidez que llegue a molestar.
Diseño más o menos clásico, enfatizado por sus partes doradas y su gran anillo exterior a juego. El color se puede elegir entre las varias opciones ya comentadas, algo que siempre es una buena opción. Los materiales usados parecen de muy buena calidad y no parece que el dorado sea susceptible a perder su color. Agradable diseño de las cápsulas, a la vez que robusto y duradero. La unión de las boquillas metálicas al cuerpo no parece tener puntos débiles y se siente bien anclado.
El cable, en esta ocasión, parece que ha sido escogido con más cuidado y se ajusta más al precio y calidad esperada, sin que llegue a la excelencia, cumpliendo su papel más que correctamente.
Ajuste y Ergonomía
Pese al grosor de las cápsulas, gracias a la buena longitud de las boquillas, sus caras apenas tocan los bordes de la oreja. El ajuste puede ser de superficial a medio, dependiendo de las tips elegidas y del ancho de nuestro canal. Cabe recordar que las boquillas en su corona más externa, miden 6mm, lo que puede limitar la inserción. En mi caso los Live X me permiten alternar varios tipos de tips, con los que puedo variar entre una inserción superficial a uno media, consiguiendo distintos niveles de inmersión y aislamiento. Junto a la gran sensibilidad de estos IEMS y su sonido verdaderamente potente, es muy sencillo conseguir un notable nivel de hermetismo.
El encaje es sencillo y duradero, apenas se produce rotación de las cápsulas una vez ajustadas. No existe sensación de desprendimiento y el acoplamiento es duradero con las tips adecuadas, siendo apto para su uso en movimiento, o incluso para correr.
Sonido
Perfil
TFZ ha afinado los Live X con una curva clásica en su haber, que recuerda a su exitoso modelo No.3. Su perfil es en U-V, con un subgrave más poderoso y unos medios altos menos marcados por el brillo, ofreciendo más suavidad en esta zona, pero sin perder un ápice de claridad o limpieza, añadiendo una mayor cantidad de aire.
Graves
TFZ sigue fiel a su filosofía y eso implica que es imposible permanecer indiferente al rango inferior de sus modelos. En esta ocasión, esta premisa se mantiene, incluso redoblando la apuesta. Los Live X serán adorados por los Bass-Lovers. Y yo, como uno más de ellos, no puedo hacer más que disfrutarlos. Por si pudiera tener alguna duda, con los primeros compases desaparece cualquier atisbo de duda. Los Live X siguen ejemplificando que TFZ sigue apostando por una enorme zona baja, enfocada en un muy profundo subgrave y en un golpeo muy físico, que se proyecta desde las frecuencias más bajas. La “patada de graves” que ejecutan los Live X se mantiene hasta los 10 Hz, sin perder apenas su gran fuerza y potencia. De esta forma, su poder permanece intacto en todo el rango más bajo. A partir de ahí, como suele ser habitual en los perfiles en U, la zona baja se relaja, evitando que el medio grave se sienta hinchado o se perciba gomoso. Pero lo que TFZ ha conseguido con este modelo es una enorme relación entre el cuerpo tan físico y potente del subgrave y su velocidad. Sorprende como un golpe tan poderoso se recupere de manera tan rápida. Tanto es así, que su poder aturde verdaderamente. Pero su veloz recogimiento consigue que las notas subgraves gocen de una precisión muy elevada, dibujándolos compactos, definidos, muy completos y perfectamente acabados. Sus bordes son bastante lisos, su rugosidad es baja, dando lugar a unos graves muy redondos, pero muy llenos en su parte más profunda, con un cuerpo claramente palpable, llegando a ofrecer una sensación muy física, demostrando que son capaces de mover una buena cantidad de aire a gran velocidad, dentro de nuestros canales auditivos. Esto es un placer, pero también un aviso: los Live X pueden resultar muy atractivos por su zona baja, pero este enorme poder y lo físico de su zona baja puede llegar a aturdir.
El hecho de que los graves se sientan lisos y compactos, los muestra muy elegantes, pero pierden algo de riqueza en su expresión, disminuyendo su poder descriptivo y presentándose de una manera más simple. Los Live X están más enfocados en la grandeza de su zona baja, que en la capacidad de recreación de sus texturas o sus distintos planos. Aunque este hecho no hace que se resienta la tonalidad, ni el timbre, ni el realismo, pero sí introduce un ligero color en su reproducción.
Medios
Cada modelo que TFZ saca al mercado, supone una vuelta de tuerca en la relación de la zona baja, respecto de los medios. Parece como si su empeño estuviera en recrear unos graves explosivos, sin que el rango central se sienta comprometido y éste pueda percibirse como una parte individual, sin interferencias. Esto no deja de ser muy elogiable, pero realmente es complicado. Aunque cada vez son más sabios y su zona central se beneficia de ello.
Aun así, en TFZ siguen apostando por un perfil que trata de alejar la primera mitad del rango central, emancipando los medios altos. El grave siempre sonará en primer plano, pero su respeto hacia los medios queda totalmente patente en este nuevo modelo. Resulta muy sencillo distinguir mentalmente la poderosa sección de bajos, de los instrumentos y voces de una canción. Los planos aquí se muestran muy bien definidos y separados. Existe distancia entre ellos, pero no mezcla. Incluso la superposición se evita con diligencia y gracia.
El timbre se plantea bastante realista y neutra, no se atisba mucho calor, ni frialdad, no es descaradamente natural, ni analógica. No destaca realmente, pero se agradece el buen trabajo de integración entre los graves y los agudos, consiguiendo un notable balance, que no se inclina ni hacia la brillantez, ni a la calidez. Lo mismo sucede con capacidad de resolución, su perfil no es analítico, ni son demasiado suaves, sino que guardan una gran relación entre ambos mundos, sin que esta mezcla resulte descarada o forzada.
Volviendo a los medios en sí, su planteamiento se caracteriza por la lisura de su reproducción, la claridad, limpieza y, de nuevo, neutralidad. El rango se aprecia algo seco, no muy jugoso, con una buena cuota de delicadeza y un nivel descriptivo medio, que no profundiza ni en su textura, ni en expresar una recreación más orgánica, cruda, vívida o compleja. No se trata de unos medios exentos de emoción, pero la sensación que desprenden, frente a lo físico de su zona baja, es que ellos no poseen ese tratamiento diferencial, que les otorguen una vida más palpable, unos detalles que le aporten mayor complejidad, sustancia y sabor. De esta forma los medios adolecen de la magnitud corpórea de los graves, sintiéndose algo empequeñecidos, menores, en un plano menos presente y secundario.
Las voces, apreciadas en su tibia distancia, consiguen sonar bastante homogéneas, con un timbre muy natural, balanceadas, claras y limpias. Su relativa lejanía, las alinea sobremanera a los instrumentos, compartiendo, lisura, limitada capacidad descriptiva, tonalidad y nivel de expresividad. No puede decirse que destilen emoción, aunque su fidelidad es buena, sin que se puedan tachar de brillantes o faltas de cuerpo. Pero, realmente, no destacan en textura ni en sus detalles inherentes, aunque sí en su musicalidad y en un buen nivel dinámico.
Por otro lado, pienso que la elevación de los medios altos, está realmente bien conseguida. Los Live X nunca se sienten estridentes, ni forzadamente brillantes, sino que son capaces de conservar su neutralidad, sin riesgo de sibilancias, ni efectos antinaturales o fatigantes. En este sentido, esta afinación consigue exactamente lo que pretende: aportar mucha claridad y limpieza al sonido, conservando un timbre realista y una tonalidad homogénea y balanceada.
Agudos
Los agudos de los Live X son un verdadero paradigma de afinación muy acertada. TFZ ha conseguido una enorme naturalidad y concordancia con la neutralidad del sonido del resto de los rangos, pero sin perder un ápice de elocuencia, vivacidad, realismo, chispa y definición en sus agudos. La relación entre el nivel de energía, detalle, énfasis, sonoridad y naturalidad es excelente. Los pasajes más críticos se reproducen con indudable elegancia y sencillez, pero sin necesidad de esconder, ni limar el rango. De esta forma, la banda alta se puede disfrutar completamente, tanto en definición, como en resolución, nivel de detalle, incluso extensión y cantidad de aire.
No puedo decir que los agudos son crujientes, porque este adjetivo no es capaz de definirlos con exactitud, ya que, a mi juicio, los aleja de la realidad. Y ésta es que el último rango es realmente disfrutable, incluso en largas escuchas, no hay riesgo de saturación, ni de picos indeseables.
Quiero insistir en que los Live X no son analíticos, pese al gran nivel de sus agudos. Y en eso radica su excelencia en este sentido: la capacidad de proporcionar una sonoridad muy fiel y natural, claramente distinguible y precisa, sin caer en la sobre excitación del rango, ni la suma estrechez y excesiva finura de sus notas altas. Tanto su altura como anchura es adecuada y acorde, respetando la homogeneidad del sonido y la integración con el resto de bandas. Poco más se puede pedir en este sentido.
Escena, Separación
En mi humilde opinión, la escena nunca ha sido un punto fuerte en los IEMS de TFZ, que he tenido el placer de evaluar. Pero, en este caso, en la senda de la mejora se encuentra también este apartado. No es una mejora drástica, pero sí es cierto que el tamaño ha aumentado. En este sentido, la escena se observa bastante redonda, con una sensación semiesférica bastante clara y perceptible, en donde la notable separación y el buen hacer de la zona alta, son capaces de ubicar los elementos con la precisión necesaria para determinar un posicionamiento espacial muy concreto y conciso. El nivel de detalle, sigue dentro del marco que se ha ido desglosando en la presente reseña: realista y natural. La resolución de la zona alta habilita su definición de manera muy coherente y musical. De esta forma, los matices se presentan con facilidad y sin artificios, mostrándose reveladores sin esfuerzo, pero sin llegar a un nivel de pulcritud analítico, que lo desvíe de la citada senda de la naturalidad.
La separación se percibe fácilmente y es la verdadera culpable de la notable distinción entre bandas que poseen los Live X, permitiendo individualizar las poderosas notas bajas, de las delicadas notas medias y de las precisas notas agudas. Es así como la distancia se distribuye de una manera muy coherente, sin llegar a una oscuridad abisal entre los elementos, pero manteniendo una gran capacidad para distribuir el sonido por todo el escenario, sin esfuerzo alguno. Es, de esta forma, cómo los pequeños matices aparecen despreocupadamente, de una forma simple y ligera, como si siempre hubieran estado allí… Aunque no todos los IEMS son capaces de llegar a este punto y menos, tan sobrado de facultades.
Comparaciones
ISN H40
Con casi el mismo precio, los ISN H40 han sido uno de los IEMS mejor valorados en el pasado año, aunque salió a finales del 2019, en su rango de precio siguen siendo una auténtica referencia. Con un perfil más cálido, pero también más balanceado, poseen una relación entre graves y medios más equilibrada y menos polarizada que los Live X. La cápsula de los ISN es algo más tipo custom y su forma se encaja en mis orejas de manera más firme que los TFZ. Aunque los Live X poseen una inserción más profunda que puede ser más versátil a la hora de elegir tips. Su cable, como no podía ser de otra forma, viniendo de ISN, es excelente, pero es una lástima que su conexión sea MMCX, encuentro menos problemática y duradera la conexión de 2 pines. El cable de los Live X es más fino, tiene 4 hebras, frente a las 8 de los H40. Además, es mixto, mientras que en los ISN todos sus hilos están chapados en plata.
Entrando en las comparaciones sonoras y empezando por la zona baja, ambos contendientes son grandes rivales. Cualitativamente hablando, la zona baja de los H40 me parece fantástica, con una textura descriptiva, por encima de los Live X en este sentido. Pero los TFZ poseen una capacidad más física y contundente. Las diferencias en ambos aspectos no es sumamente elevada y la zona baja se parece más de lo que a priori pensaba. Por otra parte, existen más diferencias en el timbre que en su comportamiento. De esta forma, los Live X, valga la redundancia, son más vívidos, más limpios y claros. Los H40 son algo más oscuros, lo que puede dar una sensación de mayor profundidad. Pero entrando de nuevo en el timbre, prefiero la propuesta más realista y natural de los Live X, aunque eche de menos la mayor presencia y cercanía de la zona media de los ISN.
Continuando con el medio rango, en esta zona las diferencias son algo más grandes. Empezando por el nivel de presencia, los ISN se presentan claramente más cercanos y próximos, pero con un timbre ligeramente menos acertado que en los Live X, más oscuro, con una leve sensación nasal/turbio, comparativamente hablando. Los TFZ son más claros, más naturales, pero más delicados y atrasados. Las voces son muy suaves, pero lisas. Existe más emoción y textura en los H40, además de un nivel de transparencia, separación y definición mayor, fruto de su driver BA más analítico, preciso y resolutivo. También influye la cercanía a la hora de apreciar estos aspectos, pero pienso que técnicamente, los medios de los ISN son algo superiores a los TFZ. Sus notas en este rango son más finas y se mueven en un espacio más amplio y separado, con un fondo más oscuro y una distancia más perceptible. Así, los detalles, matices y texturas son más visibles, algo que en los Live X no es tan sencillo, debido a la mayor musicalidad y lejanía, que le otorga una corriente más homogénea y cohesionada, mostrando más dulzura y esa naturalidad característica.
Los agudos son el rango más distinto presencialmente, entre ambos IEMS y, posiblemente, sea el motivo de elección entre uno u otro. Pese a que los H40 poseen 2BA compuestos para las altas frecuencias, no puede decirse que este rango sea muy marcado, sino que está en clara consonancia con su perfil. En cambio, en los Live X su exposición es clara pero con un control excelente. Los agudos predominan más en el sonido de los TFZ que en los ISN, pero sin un atisbo de negatividad. Al contrario, en mi opinión, todo suma en el rango alto de los Live X. Realmente, en los ISN, los agudos son bastante buenos, simplemente su presencia e incidencia en el sonido es inferior, aunque no su calidad. Existe una afinación ligeramente distinta en la parte inicial, algo que permite que los primeros agudos sean más protagonistas en los Live X. Pero, más allá de esos términos de presencia, no observo una diferencia en la ejecución de las notas altas. En ambos existe buena capacidad de resolución y muy buen nivel de detalle, además de una excelente cantidad de aire. La diferencia radica en una afinación diferente en este rango.
Los ISN se destacan por tener una escena bastante ancha, con muy buena separación, distinción entre notas y cantidad de aire. Su fondo es más oscuro que en los Live X, es algo que se puede apreciar en la zona media, en donde los elemento se perciben más separados y se pueden individualizar con mayor facilidad. La lejanía en este rango, en los Live X y su mayor cohesión en el sonido, los hace más musicales, pero menos analíticos. Y en este sentido, la separación se resiente un poco frente a la mayor transparencia de los H40. Sin embargo, el nivel de detalles es muy bueno en los Live X, siendo superior en algunos aspectos a los ISN. La mayor viveza de su sonido y la sensación de su simple, pero excelente ejecución, otorga esta ventaja en algunos pasajes musicales.
En definitiva, comparar a estas dos grandes bestias cercanas a los 200$ ha supuesto un verdadero placer y disfrute. Además, mi opinión sobre los TFZ Live X ha salido muy reforzada tras poder comprobar que está prácticamente a la par de los fantásticos ISN H40 y en algunos aspectos, incluso son superiores.
TFZ My Love III
Algo inferior en precio, TFZ tiene muchos otros modelos, pero he querido escoger los My Love III y comprobar si la diferencia de precio entre ambos está justificada. A nivel constructivo los Live X parecen más robustos y algo más pesados; su cápsula es algo más grande y es más redondeada, no tienen la forma semi custom de los My Love III. El cable es claramente superior en los Live X, algo que se agradece totalmente. El My Love III utiliza un driver de 9mm de segunda generación, mientras que los Live X usan uno de cuarta generación, de tamaño 11.4mm. El diafragma es de nano grafeno en los My Love III, mientras que el nuevo modelo está pulverizado con oro.
El nuevo modelo, especificaciones aparte, se mueven más fácilmente, proporcionando un sonido más contundente en primera instancia. El perfil es ligeramente más acusado en V, en los My Love III. Además, poseen un sonido algo más relajado y analógico.
La zona baja de los Live X es más contundente, profunda, física y poderosa. Se nota cómo el nuevo modelo ha ganado en cantidad de energía y en presión sonora, sonando más atronador y grande. Incluso, la precisión es mejor, sonando más definido y con mayor recuperación, algo que parece increíble, dada la cantidad de poder de los Live X. La textura de los Live X es más sensible, consiguiendo más detalles y un nivel de complejidad superior, a la hora de ejecutar los graves.
En la zona media, la menor presencia de los graves en los My Love III, acerca ligeramente el rango hacia el oyente. El timbre es muy similar en ambos modelos, siendo éste, un poquito más brillante, algo que se puede observar en las voces femeninas. Sin embargo, la definición de las voces, su nivel de precisión y la capacidad de resolución, es superior en el Live X. Hay más en claridad y transparencia en ellas, de esta forma, es más sencillo aislarlas del resto de elementos y, a su vez, poder detectar más detalles y matices. Parece claro que el nuevo driver consigue ser más analítico y poderoso, pero también mejora el rango alto, volviéndolo más excitante y presente, con más extensión y brillo. Es en este rango donde los Live X demuestran su verdadero potencial ante los My Love III, demostrando ser superiores, pero sin sacrificar su delicadeza, ni sonar estridentes. Allí donde los My Love III son seguros, los Live X son explícitos y expresivos, sin temor a equivocarse. Y todo esto ayuda a que el nivel de separación, espacialidad, posicionamiento, separación, ubicación instrumental y amplitud de escena, sea mejor en los Live X.
Si los My Love III ya eran buenos, los Live X van un paso más allá, mejorando, no solo cada rango, sino también en características técnicas.
Conclusión
TFZ sigue redefiniendo la reproducción de la zona baja de manera sorprendente, añadiendo más potencia, pero sin perder la relación con el resto de los rangos sonoros. Los graves no solo son más físicos y poderosos, sino que poseen una notable rapidez y elasticidad, sin que su sonoridad pierda detalle, ni realismo, conjugando una contundencia totalmente abrumadora. Y, pese a ellos, el rango medio suena delicado, preciso, musical, limpio, transparente, claro, con un timbre muy natural y realista. Y qué decir de sus agudos, en donde la evolución de su driver ha dotado a los Live X de una zona alta que sorprende, por ser tan completa y explícita, ejecutándose de una manera que parece tan simple y sencilla, sin ofrecer un atisbo de estridencia, tan solo naturalidad y detalle. De esta forma, TFZ continúa en su búsqueda por ofrecer los mejores graves, pero con la intención de atraer a los bass lovers hacia terrenos más audiófilos, ya que, tanto los medios, como los agudos, mejoran en la misma proporción… O incluso más.
Fuentes Usadas Durante el Análisis
- Earmen Sparrow.
- Earmen TR-Amp.
- E1DA #9038D.
- Burson Audio Playmate.
- HiBy R3 Pro.